miércoles, octubre 12, 2005

Requiem

De repente vi la frase: "quizás deberíamos haber sido menos críticos, más cautos, no tan intransigentes ni categóricos en nuestros debates y puntos de vista", y todo calzó como en un cubo rubick, mucho caos, mucho color que nada que ver y, de repente, guazzz, que ya está.
Di muchas vueltas y las ideas para el tercer texto del blog se sucedían. Que los viajes dentro de la ciudad, que Santiago hiede, que al final lo que uno compra y transa es confianza y no dinero. Pero la frase llegó justo.
No lo digo con un tono sombrío o de viudo, pero una revista de cultura llamada "Rocinante" se cierra. No debería darle mucho color, pero fíjate que al final, en lo profundo se estremece la fibra y me pongo la capucha de periodista (de peridiota será, mejor) y no dejo de mirar el computador, los archivos con las pegas que tengo que entregar, con las cuentas que hay que pagar, con la Inocencia que se pone paranoica con las platas, y yo dándole, pensando que siendo periodista pudimos hacer algo. Jua, jua.

Quizás deberíamos haber sido menos críticos, más cautos, no tan intransigentes ni categóricos en nuestros debates y puntos de vista...

Eso era lo que había que hacer, ser más cautos, quedarme en una radio, o en el diario y agradecer que puedo comprarme un auto...
Eso es lo que debemos hacer, dejar de pensar, soñar y esperar que todo esto mejorará, compañero...
Eso iba a ser lo que ibamos a ser, pero falló el frasco, o la mezcla, o la agitación...

Es tiempo de quemar micros... je

lunes, octubre 03, 2005

A fine Monday

Y dale otra vez a la calle. Fui a hacerle las fotos al Tito (www.titolandia.cl). Una de esas cosas que haces por el puro gusto de hacerlas: ir a la Feria del Libro y hacerle unas fotos a su último libro.
Los "Fine Mondays" los inventamos en Conce, otra de las maneras de explicarnos cosas inexplicables. Para nadie son un misterio las numerosas aristas que pueden hacer de un simple dia Lunes, un ejercicio de aguante.
En especial luego de un fin de semana cargado a la tradición, sin mucha novedad, onda irse a lo de los papás de la Inocencia, o tomarse unos tragos en el depto de un amigo recién papá.
Así que todo presagiaba que se venía un día de locos. Como para iniciarse una semana en donde todos te piden y nada cae.
El día aún no termina, pero la esperanza es lo que queda.

Eso de quedarse pegado

Eso de quedarse pegado, o tal vez sea eso de andar con la mente como un álbum de fotos, todas con sonrisas y fondos de planos que revelan en dónde estabas, pero siempre con el papel pegajoso encima, señalando hacia la posteridad que llega el momento en que te comienzas a volver un recuerdo en dos pies, un cúmulo de visiones del pasado.
Y me toca que siempre me peleo con la Inocencia, en esa lucha de pareja, siempre en el límite del beso que todo lo aparta y de las ganas de subirle el volumen a la tele, como para que todo esto pase lo más piola posible.
Llevo varias semanas en esto. Creo en los temas que nos rodean, como si todos nos pusiéramos de acuerdo para que nos asalten las mismas preguntas, o que las diversas interrogantes se contesten con la misma respuesta.
Pues es el tiempo de los pegados.
Así como en una época fueron los monos de la tele de los ochenta, o la importancia de las relaciones exteriores o la ola de inmigrantes.
La Inocencia anda pegada. Y yo sólo atino a decirle que sus "problemas" se solucionan cuando piense en soluciones para ella, y que eso no pasa por lograr el avenimiento de los demás, sino que sólo se logra cuando limpie el discurso y se centre en lo que de verdad desea.
Como a Suarez, que también se pega, en especial con las relaciones con otras personas; o como a Ricardo Ortiz, quien no deja de pensar que Charly es lo máximo; o como el Tato, quien me sorprendió con la frase más gerontófila que he escuchado: "después de Police, no hay buena música".
Glup.
Ahora mismo decidí que me voy a volver de teflón.