martes, julio 18, 2006

La maldición de tener las orejas puestas (Atisbos de Infierno VIII)

Que manía la de la gente de andar como rebaño, pidiendo permiso para llenar un poco de vacío, pagando lo que sea, por lo que sea, como sea. En eso estaba, tratando de evitar la horda de viejas y de imberbes sobreexcitados que se apelmazaban a la entrada del cine (y todo por un bodrio con cantantes mamones y bailarines dudosos), cuando me asalta el calambre del temor de un Atisbo de Infierno.
Las posibilidades eran altas, como siempre que siento las pulsaciones de lo subterráneo que me persigue (por todas partes, en los bancos y las filas del supermercado, incluso cuando duermo), ya que si estoy acá, y evité el embate de los mamones, pues algo debe de haber quedado adherido, sujeto al abrigo de mi simpleza que sólo quiero ver una película y luego una cerveza para conversar.
Y bueno, nada en el horizonte, no hay palomitas de maiz en las cercanías, el aire acondicionado no molesta, hasta apagé el celular.
Y en eso, cuando comienzo a retrucar mentalmente, a posicionarme como expectador activo, que aparecen ellas, las gordas.
No problema con las mujeres, lo admito. Mi problema es con las "gordas", esas minas que no han hecho nada más por el mundo que gastar un poco de aire y comer sus comidas a las horas que la tradición lo dice.
Pues bien, los primeros cinco minutos todo tranquilo. Jarmush abría el menú y yo que ya empezaba a frotarme las manos y a emocionarme y a verme allí. Y salió la primera bolsa de papas fritas.
Crunch, crunch, crunch, pero mira que tipo más estúpido, le dijo la bajita (que estaba al medio) a su compañera de la derecha, si, se parece a tu hermano (dijo la tercera, a la zurda del grupo, como dirigiendose a un público delante de ella). Y yo con las orejas puestas.
Miré hacia el lado, esperando que la pelirroja me diera el pase como para pegarles un grito o hacerle shhhiiit. Nada, no hay venia.
Dejé mi mal humor y decidí concentrarme. Crinch, zhaff, crunch, un Mantecol, pucha la película pa mala, no te dije que entráramos a ver Rojo, pero si estaba lleno (responde la gorda al lado mío).
Miré hacia el cielo y dije que Murray se merece mi tranquilidad.
Crunch, shhhruuuupppp, se acabó la bebida oye, toma de la mía, jajaja mira el imbécil, la cara que pone, pucha que es mala la película, debimos ir al karaoke a juntarnos con los chiquillos dela oficina. Crunch.
Miré hacia el cielo. La película me llegaba como través de un bosque. Pero, semper fidelis, allí a la orilla de la zanja, que me quedo masticando cada palabrita de Murray y cada imagen de Jarmush. Tururí turu turu tararara turirí, aló, hoola, no si estamos en el cine, espera, chiquillas voy afuera y vuelvo, toma las papas fritas, crunch, el abrigo, clack, permiso.
Miré hacia el lado para que la pelirroja me diera permiso de sacar el arma y pegarles un balazo. No hubo venia.
Murray mira hacia el horizonte, ha perdido todo, desde la dignidad de una vida miserable, hasta algo peor, la posibilidad de otra vida miserable. Y como que me vienen las lágrimas y espero lavar mi pena. Crunch, buuuuu, jajajaja, la película pa mala, las tres lucas más malgastadas de mividaoyeque ahoranoséquevamosahacer, que nos devuelvan la plata pa ir al karaoke (afirma la gorda al lado del pasillo).
Me hice hacia adelante y miré por sobre mi hombro. Evitaron mi mirada de asesinato, estoy seguro, y se escabulleron por entre las parejas y los imberbes que llenaban por segunda vez la sala más grande para ver un bodrio de verdad.

3 Comments:

Ilustre hijo de la maestranza San Eugenio said...

Caballero, me dirijo a usted para someterlo a un golpe que lo despierte y haga de usted un ser digno de su espíritu. Para estos casos le recomiendo hacer dos cosas:
1.- Estas personas -las de mierda- que interrumpen tan sensible estado, se comportan como cobardes cuando se les enfrenta en público, le sugiero un em em cof cof "porqué chucha no me dejai de escuchar la película guatona ignorante de mierda"...
Simple cargado de ira, que a nadie le quede dudas que si sigue le revientas el cachete contra el asiento.
No pierdes nada mas que escuchar murmullos por unos segundo y luego el placer de escuchar tranquilo y dejar humillado a un ser que se lo merece.

2.-Puta master hace rato que la mejor hora para ver pelis en la matinée.

Hiro Nakamura said...

Anotado y tomado en cuenta. Me faltó decir que andaba en espíritu pacífico/tranquilo.
Y es cierto lo de la matiné, no hay mejor hora.

Anónimo said...

I absolutely agree with you, I don´t go to the cinema very often, but when I do, I hate every single noise people make, specially when they start eating, please give me a break!!
There must be a law in which it is forbidden to eat, drink or whatever, whenever you watch a movie.